La historia de la Hermandad de Caballeros y Damas de la Virgen de las Maravillas se remonta a un momento de fervor espiritual profundamente arraigado en el pueblo de Cehegín. Mucho antes de su fundación formal en 1942, ya existían en la localidad expresiones organizadas de amor y veneración hacia la Santísima Virgen. Dos entidades marcaron este camino: la antigua Cofradía de la Virgen de las Maravillas y la entrañable Asociación Sabatina.

Esta última agrupación, dedicada a honrar a la Virgen todos los sábados, reunía a los fieles cehegineros en oración, en actos litúrgicos y en encuentros piadosos que avivaban el sentimiento mariano. Eran momentos de recogimiento y comunión entre vecinos, unidos por la devoción a la Madre celestial que vela por Cehegín desde su camarín. Esta vivencia religiosa compartida sembró el terreno donde pronto germinaría una nueva iniciativa, inspirada por la fe y la acción.

Fue en el año 1942, durante una procesión en la vecina localidad de Bullas, cuando un grupo de hombres profundamente devotos —Antonio Álvarez, Telesforo Sánchez, Antonio Abellán Sáez y el padre franciscano Lorenzo Uranga— vivieron lo que puede considerarse una iluminación espiritual. En medio de la emoción del acto procesional, surgió la propuesta: fundar en Cehegín una Hermandad que, compuesta por caballeros, se dedicase a proteger la imagen de la Virgen, difundir su culto y ser garante de su legado. La idea fue acogida con entusiasmo, y no tardó en materializarse.

Así nació la Hermandad de Caballeros de la Virgen de las Maravillas, una institución que desde su origen asumió un triple compromiso: custodiar la sagrada imagen, promover el culto mariano y servir como eje de la vida religiosa y comunitaria en torno a la Virgen. No se trataba solo de organizar procesiones o festividades. Esta Hermandad se convirtió en el corazón espiritual de Cehegín, fortaleciendo la devoción de generaciones enteras y revitalizando la fe del pueblo.

Desde entonces, la Hermandad ha sido pilar de innumerables actos litúrgicos, celebraciones patronales, novenas, peregrinaciones y encuentros religiosos. Con profunda responsabilidad y sentido de misión, ha custodiado a la Virgen en su santuario, velando por su imagen con cariño filial y promoviendo su presencia en todos los ámbitos de la vida ceheginera.

La fundación de la Hermandad en 1942 marcó un antes y un después en la historia religiosa de Cehegín. No solo consolidó la devoción mariana, sino que transformó la figura de la Virgen de las Maravillas en un símbolo de unidad, identidad y fe viva, que hasta el día de hoy congrega a miles de personas cada año y mantiene encendida la llama de un amor incondicional que ha cruzado generaciones, fronteras y culturas.